miércoles, 14 de enero de 2015

LOS RIESGOS DE LA PREFECCIÓN, por que la gente no mejora!

Comparto con Ustedes, esta lectura de: Yucan QM Blog – Bárbara Ximénez 
Hace aproximadamente un mes, se me pidió asistir a una reunión con los auditores internos de una gran organización, para determinar cómo Yucan QM podría apoyar sus procesos de auditoría interna. Después de examinar su forma de trabajo, sus intenciones y objetivos y las posibles aplicaciones de nuestra solución de software a sus circunstancias específicas, pasamos a esa agradable parte final de las reuniones formales, cuando las formalidades y los tecnicismos dan paso a una conversación más relajada sobre el mundo en el que vivimos y trabajamos.

Los escándalos y casos de corrupción abundan en este momento y, al estar en la compañía de auditores, la conversación no tardó en dirigirse a los problemas inherentes a la detección temprana de problemas.
"La detección tardía de los problemas es el riesgo inherente de la perfección", fue lanzado audazmente sobre la mesa y la fuerza de la declaración nos detuvo a todos en seco. "Al esperar siempre la perfección de una persona o si esta persona simplemente cree que no es aceptable cometer errores", continuó explicando, "es casi de esperar que la gente tratará de encubrirlos".
Es laudable aspirar a la perfección, pero es una locura pensar que sea lograble. Todos cometemos faltas, malas decisiones a conciencia, errores de cálculo y fallos de interpretación. Si los seres humanos llegasen a tener un certificado de producto probablemente indicaría: "Precaución: es probable que este humano fracase". Fracasaremos una y otra vez durante el curso de nuestra vida y, siempre y cuando que se nos da el espacio para caer, y el apoyo o estímulo para levantarnos, para volver a intentarlo y hacerlo mejor la próxima vez, el fracaso es la mejor manera de aprender y crecer.
La solución del auditor era tan simple como su declaración inicial parecía ser: estableciendo las expectativas correctas, diciéndole a la gente que esperas de ellos que cometan errores en el camino – a la hora de contratarlos, al inicio de la carrera de un joven o incluso antes de empezar primaria, cuanto antes mejor, a su juicio - las personas estarán más predispuestos a avisar del problema, en lugar de ocultarlo debajo de la alfombra.
Muy al contrario de nuestras culturas occidentales, admitir culpa es una idea central en la cultura japonesa. La admisión de culpa se incorpora en el concepto de Hansei - un proceso de auto-reflexión. A los niños se les regaña diciendo que hansei shinasai (Haz hansei!) y las empresas llevan a cabo hansei-kai (reuniones "para hacer hansei") con regularidad. Como dicen en Toyota: “La falta de problemas es un problema”.
El proceso, aunque posiblemente incómodo dada nuestra aversión a admitir que hemos hecho algo menos que lo mejor que pudimos, es simple: 

  1. Reflexiona, reconoce que existe un problema y asume tu responsabilidad
  1. Identifica el origen de la diferencia entre lo que se trató de lograr y el resultado real
  1. Comprométete a una serie de cambios para mejorar
El propósito de estas reuniones ni es de pedir disculpas ni de culpar, el objetivo principal es de mejorar: de siempre y continuamente buscar oportunidades de hacer mejor las cosas. Por cada error o fracaso y por cada vez que te caes, surge una oportunidad para mejorar. Y así, mediante la diligente aplicación del hansei, a su vez, se logra el kaizen o la mejora continua. 
No es nada fácil cambiar hábitos culturalmente arraigados, tardaremos en aplicar la simple solución del auditor de explicar abiertamente a los jóvenes al principio de sus carreras que no esperamos la perfección de nadie y es poco probable que jamás permitamos que nos etiqueten como productos defectuosos. 
Pero al abrazar el hecho de que la perfección es sólo un camino y que, por definición, no puede ser nunca un destino, podemos por lo menos empezar a recorrer el largo camino de ser mejores - mejores personas, mejores empresas y, en el tiempo, ¿por qué no? un mundo mejor. 



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